China: la gran ventana de oportunidades para la subregión

China se ha constituido en un socio clave para América Latina y el Caribe. Los números hablan por sí mismos: China desplazó a la Unión Europea del segundo puesto como origen del total de importaciones de la región (el primer lugar lo ocupa EEUU), pasando del 2% al 16% del total de importaciones. De hecho, entre 2000 y 2013 el valor del comercio entre América Latina, el Caribe y China se multiplicó por 22, mientras que entre la región y el resto del mundo sólo se triplicó para el mismo período.

Esa tendencia sostenida al alza del comercio de bienes y servicios entre China y la región, alcanzó un pico de casi 274.000 millones de dólares en 2013. En 2014, sin embargo, experimentó un caída del 2%, alcanzando los 269.000 millones de dólares, lo que se explica por una caída de alrededor de un 10% en el valor de las exportaciones de América Latina y el Caribe a China. Esa caída, fue mayor que en relación al resto del mundo, con el cual se registró una caída del 2%. Este suceso afectó a 13 de los 16 países de la región y es consistente con el menor dinamismo que la economía del país asiático viene experimentando desde 2012.

Deben subrayarse otras dos características importantes del comercio entre China y la región. Por un lado, que ese comercio es deficitario para la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, con México a la cabeza (el 77% del déficit regional lo explica ese país); sólo Chile, Brasil y Venezuela registraron superávit en 2013 y 2014. Por otro lado, los bienes exportados por la región a China son menos sofisticados que hacia el resto del mundo: en 2013, el 73% de las exportaciones a China fue de materias primas (41% al resto del mundo), en tanto sólo el 6% fueron exportaciones con componentes tecnológicos; inversamente, el 91% de las importaciones de China fue de productos con componentes tecnológicos (69% del resto del mundo). En razón de ello, las exportaciones de América Latina y el Caribe hacia China se basan fuertemente en actividades extractivas, generando menos empleo y un mayor impacto ambiental.

De todos modos, aunque el comercio bilateral no se expanda en los próximos años a las tasas que lo hizo la década y media pasada, China seguirá constituyendo un socio comercial clave para la región. Precisamente, el Plan de Cooperación 2015-2019, convenido entre China y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC) en enero del año pasado, estableció como meta expandir el comercio bilateral al mismo ritmo que lo hizo en 2013, lo que permitiría alcanzar un volumen de 500.000 millones entre 2023 y 2024.

A su vez, en materia de inversiones, en 2014 la banca china volcó a la región 22.000 millones de dólares, registrándose en ese año un incremento de la inversión del gigante asiático de más del 70%. Y entre 2005 y 2013, China otorgó créditos por 102.200 millones de dólares destinados, en su mayor parte, a proyectos de infraestructura (más del 50%) y a los sectores energético y minero. Si bien los flujos de capitales chinos aún no tienen el volumen de los provenientes de EEUU y Europa, son cada vez más en la región los proyectos financiados por éstos.

El Plan de Cooperación 2015 – 2019

Los días 8 y 9 de enero de 2015 se desarrolló en Beijing la primera reunión ministerial del Foro China – CELAC. En esa oportunidad, los 33 países de CELAC y China aprobaron el ya mencionado plan de cooperación para el quinquenio 2015 – 2019, así como los reglamentos del foro, que establecen la frecuencia de los encuentros y las vías para asegurar la implementación de los acuerdos alcanzados.

El programa comprende las siguientes áreas:

I.  Política y seguridad.

II. Asuntos internacionales.

III. Comercio, inversión y finanzas.

IV. Infraestructura y transporte.

V. Energía y recursos naturales.

VI. Agricultura.

VII. Industria, ciencia y tecnología, aviación e industria aeroespacial.

VIII. Educación y capacitación de recursos humanos.

IX. Cultura y deportes.

X. Prensa, medios de comunicación y publicación.

XI. Turismo.

XII. Amistad entre los pueblos.

XIII. Implementación de iniciativas.

Entre las metas más relevantes se encuentran la de llevar el comercio bilateral a los 500 mil millones de dólares —ya mencionada anteriormente— y elevar el stock de las inversiones recíprocas por lo menos a los 250 mil millones de dólares durante los próximos diez años.

Metas China - CELAC para los próximos 10 años:

Llevar el comercio bilateral a U$S 500.000 millones.

Elevar inversiones recíprocas a U$S 250.000 millones

 

El rol de FONPLATA

Las metas fijadas en el Plan 2015 – 2019 suponen una enorme oportunidad para los países de la subregión. Y no sólo en proyectos de infraestructura, que —como ya se explicó— han sido hasta ahora el destino de la mayor parte de la financiación china, sino en grandes proyectos de desarrollo y en asociaciones público-privadas que permitan un cambio cualitativo, pasando de la exportación de commodities a productos con alto valor agregado.

El camino ya está abierto porque China ya ha realizado grandes inversiones en países que integran FONPLATA. En 2015, solamente, se aprobaron créditos por 8.000 millones de dólares para Bolivia, 19.000 millones para Argentina y 22.000 millones para Brasil.

Ahora, entonces, se trata de explorar oportunidades en sectores que permitan ingresar a las cadenas globales de valor. Y FONPLATA tiene un rol para jugar en tanto plataforma subregional integrada, oficiando de puente para la asociación con China, ya fuere canalizando financiamiento de origen chino y/o financiando proyectos complementarios a los que se desarrollen con inversión china en ese marco asociativo.

A esos efectos, el Presidente Ejecutivo de FONPLATA, Juan Notaro, y su Gerente de Administración y Finanzas, Gerardo Hita, llevaron a cabo una visita a China donde mantuvieron entrevistas con el Presidente del Bank of China International Group, señor Cao Yuanzheng, y el gobernador de Harbin, señor Sun Yao, entre otras autoridades y empresarios.

La participación de FONPLATA, como de otras plataformas análogas, permitirá además construir un enfoque regional de la asociación con China, superando paulatinamente el bilateralismo que ha predominado hasta ahora.