La región después de un decenio excepcional
Un coloquio internacional reunió en Asunción del Paraguay al Presidente del Banco Central de Uruguay, Mario Bergara y al Ministro de Hacienda de Paraguay, Santiago Peña, moderados por Juan Notaro, Presidente Ejecutivo de FONPLATA.
El objetivo del evento fue responder a la pregunta ¿cuáles son los logros y materias pendientes en la modernización económica de Paraguay y Uruguay? de la mano de los representantes de cada país.
Notaro, como moderador del encuentro, comenzó diciendo que la región ha “vivido un decenio particularmente excepcional” e hizo especial referencia al caso de los productores de los commodities que vieron sus principales rubros exportadores beneficiarse en precio y cantidad como pocas veces en su historia. En el caso de Paraguay, se registraron tasas de crecimiento muy superiores a las de sus vecinos de la región, llegando a un pico de más del 13% en 2010 y más del 14% en 2013, crecimiento liderado por la producción de las represas hidroeléctricas binacionales y por la producción agrícola y ganadera.
Peña explicó acerca de las reformas fiscales, económicas y financieras que se implementaron a lo largo de los últimos años en Paraguay, confirmando que no son suficientes y que el país debe enfrentarse a desafíos importantes estructurales como la creación de la Superintendencia de Pensiones y la reforma de la carta orgánica del Banco Nacional de Fomento que requieren de un consenso del sector político, privado y la sociedad civil toda.
Bergara también repasó las principales reformas en materia económica en Uruguay haciendo énfasis en la profunda reforma tributaria, el proceso de gasto presupuestal generando transparencia y la administración institucionalizada de la deuda pública. Además, sobre el final del evento, hizo referencia al secreto bancario comentando que “hay una demanda a nivel global por transparencia en oposición a un mundo opaco que teníamos previamente. Antes parecía ser una ventaja competitiva ofrecer un férreo secreto bancario. Ese mundo cambió. La crisis global financiera internacional ha llevado a que los países desarrollados -que son los que mandan en alguna medida- empiecen a reclamar transparencia. (…) hay una preocupación porque todo ese dinero no vaya por canales non santos, o sea, dinero que alimente los canales asociados a narcotráfico, lavado de activos, tráfico de armas y otros”.