Estrategias urbanas contra el COVID-19: Propuestas simples para momentos complejos

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Tema de hoy: La sal

Autores: Salvatierra, Juan Manuel; Dockweiler A. Marina

(*) La opinión contenida en el presente artículo corresponde a los autores y no compromete a FONPLATA

Continuando con las notas publicadas anteriormente[1],  en esta se analiza el potencial uso de la sal como una propuesta de estrategia sanitaria para la prevención y reducción del contagio y la vulnerabilidad ante el SARS-COV-2. El objetivo es brindar insumos de política sanitaria urbana que puedan complementar las medidas de higiene y distanciamiento físico propuestas por los organismos de salud pública para coadyuvar a disminuir los tiempos hacia una reactivación socioeconómica en entornos urbanos, teniendo en cuenta que las condiciones ambientales propias del invierno en nuestra región (en especial en las ciudades situadas en latitudes superiores a los 30º sur) que parecerían favorecer a la permanencia del virus.

Características de la sal en relación a los coronavirus.

Según un estudio realizado sobre la desactivación de virus respiratorios en máscaras de protección para cirugía (Quan, F et al, 2017) [2], existe un mecanismo de inactivación viral, simple pero eficiente, basado en la recristalización de sal natural. Si bien este estudio trató sobre su efecto sobre el virus de la Influenza y el H1N1, una nota posterior indica que también lo sería frente al del COVID-19[3].

El estudio consistió en combinar la superficie de la capa de filtración de máscaras faciales con una película continua de sal común (cloruro de sodio), concluyendo que, cuando esta atrapa una gota contaminada, desactiva al virus a través de dos procesos sucesivos durante el secado natural de la misma: i) el aumento de la concentración de sal disuelta mientras la humedad se va evaporando y ii) la recristalización de la sal al final de este proceso. En consecuencia, el virus se ve expuesto a una presión osmótica creciente, resultante del aumento de la concentración de la solución salina durante el secado, lo que le induce un daño físico a la estructura del virus, sufriendo finalmente la deshidratación y destrucción total durante el proceso de recristalización de la sal. De esta forma, el ensayo muestra como se transformaría un elemento protector pasivo frente al virus, como una mascarilla convencional, en otro que lo destruye en un tiempo relativamente corto[1], es decir, activo frente al virus.

Si bien puede ser complejo confeccionar este tipo máscaras quirúrgicas, existen métodos sencillos para incrustar sal en otras prendas protectoras, como guantes de tela, delantales, ropa de trabajo, gorras y barbijos, para volverlas activas frente al virus. Una de estas técnicas es el enjuague de la prenda en agua caliente saturada en sal y secada al sol u otra fuente de calor (sin centrifugar).

De probarse la capacidad de una prenda salinizada para inactivar al SARS-COV-2, la ventaja de estas es que, al entrar en contacto con una superficie contaminada, no solo serviría de barrera a la infección, sino que eliminaría la carga viral que arrastre y podría dejar un efecto residual de desinfección sobre la superficie en que entró en contacto la prenda, si quedaran restos de sal en ella, disminuyendo la carga viral del ambiente.

Ventajas y desventajas del uso de la sal en prendas

Las ventajas de la sal son: 1 - es un elemento accesible en la región; 2 – el método para salinizar una prenda es sencillo; 3 - una prenda “salinizada” requeriría menos frecuencia de lavado que una que no lo está, pues la prenda inactivaría el virus por sí sola (no habría necesidad de lavarla con jabón para hacerlo); 4 – inactivaría el virus al entrar en contacto con este; 5 - inhibiría su propagación en otras superficies luego de tocar una contaminada, interfiriendo en la cadena de propagación.

Las desventajas serían que su efectividad dependerá de:

  1. la humedad del medio: En zonas más secas, actuará más rápido que en zonas más húmedas, pues concentrará y cristalizará más rápido una gota infectada;
  2. la capacidad de inactivar el virus dependerá del tipo de tela a usar y de la temperatura a la que se haga el tratamiento de esta. La cantidad de sal que absorba una prenda estará relacionada con la temperatura del agua en que se la enjuague y con el nivel de saturación de sal de ese líquido, que depende también de la temperatura (de acuerdo a un estudio de la Universidad de Cambridge, a mayor temperatura, más sal se disuelve en agua[4]), pero la temperatura máxima a usar estará directamente relacionada con aquella que una prenda pueda resistir sin deformarse o destruirse. Es decir que, cuanto más resistente es una prenda, mayor su capacidad de absorber sal y, por ende, de destruir al virus.
  3. Aparentemente, las telas pierden algo de elasticidad al cristalizarse la sal dentro de ella, lo que puede producir un efecto de “acartonamiento”, especialmente en pliegues, y podría volverla menos flexible.
  4. Existe una relación entre las dermatitis atópicas y la sal [5], por lo que esta podría desencadenar una reacción alérgica en personas que son propensas a sufrirlas. Sin embargo, esto podría evitarse si las prendas salinizadas no entran en contacto directo con la piel, especialmente en personas que requieran su uso durante toda una jornada (por ejemplo, si se usan  guantes de latex debajo de los guantes con sal, o una mascarilla común debajo de una salinizada).

Por otro lado, es necesario tener presente que el efecto de la sal no dura eternamente, sino que será necesario repetir el proceso de salinizarlas con cierta frecuencia, la que estará en función del uso que se le dé a la prenda y su exposición a suciedad y carga viral. Por ejemplo, un delantal que se usa ocasionalmente para hacer compras, posiblemente requiera tratarla una vez por semana o menos, pero si la usa un repositor de supermercado diariamente, esta requiera una frecuencia mucho mayor (por ejemplo, 1 vez al día). De todas formas, es interesante rescatar que, si bien perdería efectividad como “antiviral”, seguiría comportándose como una barrera de protección, aunque pasiva, como cualquier prenda. Otro aspecto que se observa es que, en el caso de salar prendas, puede ser conveniente el uso de talles un poco más holgados al uso habitual o no salar aquellas que sean elastizadas, tanto para mayor comodidad del usuario como para evitar el deterioro temprano de las prendas por sobre-estiramiento de las fibras.

Por último, se observa que en el uso intensivo y en el largo plazo, el aumento en la concentración de sal en los efluentes y en el espacio urbano aero-terrestre, puede traer efectos adversos sobre el ambiente, con lo que es recomendable su monitoreo, especialmente en las plantas de tratamiento y en los cursos de agua receptores de esos efluentes tratados. También en los niveles de salinización del suelo urbano. Es muy probable, sin embargo, que en aplicaciones de corto plazo, estos efectos sean mínimos y reversibles, aunque se recomienda evaluarlos.

Recomendaciones de política para el uso de sal en prendas

  1. Ensayar la efectividad de la propuesta contra el SASR-COV-2 en elementos de uso común, como guantes, delantales y/o tapabocas, tanto en diferentes tipos de tela como con diferentes concentraciones de sal[2]. Para el caso puntual de tapabocas, evaluaría primero posibles efectos secundarios, como en el caso de uso por hipertensos y por el riesgo de dermatitis atópicas y la opción de usarlos sobre un tapabocas sin salar.
  2. Si se observara su efectividad con el COVID-19, promover su uso, teniendo presente que la prenda debe resalinizarse cada cierto tiempo o si se moja demasiado, pues puede perder efectividad con el uso.
  3. Dependiendo de los ensayos realizados, recomendar especialmente su uso en guantes y delantales y otras prendas, tanto para comerciantes, pasajeros de transporte público, repositores y toda otra actividad que requiera interactuar con otras personas y objetos en ámbitos de uso público.
  4. Evaluar su uso en prendas y materiales utilizados en salud, como camisolines, saleas y otras prendas descartables que han aumentado fuertemente su uso, en frecuencia y diversidad, por el COVID-19. El objetivo de esta propuesta es reducir, de manera segura, la cantidad de material patológico y los costos en compra y recambio de algunos materiales descartables que han crecido fuertemente con la pandemia.
  5. En todos los casos, recomendar que ante la presencia de picazón o alergia, sería prudente consultar a un dermatólogo. En todos los casos, monitorear el comportamiento de la fauna y la flora dentro del entorno urbano y en la zona de tratamiento y volcado de efluentes.

Anexo: Proceso casero para salinización de telas.

Como ejemplo se procederá a salinizar un par de guantes de lana y fibras elastizadas, previamente lavado. La elección de este elemento no es al azar: una de las principales vías de contagio es a través del contacto de las manos con superficies contaminadas. Lo que se busca es transformar un elemento de protección pasivo en uno activo.

Elementos a utilizar:

1 – un jarro metálico.

2 – agua limpia.

3 – Sal.

4 – Un par de guantes de lana, limpios y secos.

5 – una cuchara limpia.

Procedimiento:

  1. Poner a hervir el agua dentro del jarro. Una vez que empieza a hervir, apagarlo.
  2. Ir incorporando sal al agua caliente y revolviéndola con la cuchara. Incorporar sal hasta que deje de disolverse en el agua. Es decir, hasta que, luego de revolverla, empiece a aparecer sal en la base del jarro.
  3. Esperar a que tome una temperatura en la que uno sienta que está caliente, pero no tanto como para sufrir una quemadura (entre 40 y 60 ºC).
  4. Sumergir los guantes en el agua varias veces, tratando de no quemarse, hasta que queden completamente empapados.
  5. Escurrirlos suavemente y ponerlos a secar, preferentemente de las mangas.
  6. Una vez secos, se pueden empezar a usar.

Consideraciones generales antes de salar una prenda:

Para la elección de la prenda, es necesario tener previamente presente dos cosas:

1 – la resistencia del tipo de tela a la temperatura del agua: Este aspecto es importante pues, cuanto mayor sea la temperatura del agua a la cual se pueda enjuagar una prenda, mayor su capacidad para absorber sal. De los fabricantes de prendas, se sabe lo siguiente[3]:

Tipo de tela

Temperatura máx. recomendada (ºC)

Algodón

60 – 95

Lino

40 – 60

Poliester

40 - 60

Seda

30 – 40

Rayón

30

Lana

30

Estas limitaciones pueden variar según el fabricante, por lo que se recomienda mirar la recomendación de temperatura para el lavado que viene en cada prenda. Las temperaturas más altas, para un mismo tipo de tela, corresponden a prendas blancas, mientras que las más bajas a las de color. Con esto se intuye que lo que afecta la temperatura en valores intermedios es el color de la misma y no tanto su resistencia.

 

2 – La disolución de la sal en agua a diferentes temperaturas:

A continuación se expone la curva de solubilidad de la sal común (NaCl) en agua a diferentes temperaturas.

FOTO

Curva de solubilidad de la sales en agua a diferentes temperaturas

Fuente: www.dynamicscience.com.au4

Debido a que 100 gramos (g) de agua (H2O) es lo mismo que 100 mililitros, es factible decir que en un litro de agua se podrían disolver aproximadamente 350 g de sal a temperatura ambiente y hasta un máximo de 400 g a 100ºC (su temperatura de ebullición a nivel del mar). Con esto, también es posible deducir que entre 30 y 60ºC se podrá saturar el agua con 360 a 380 gramos de sal.

Otras consideraciones adicionales:

1 - Una prenda salinizada tarda más en secar que una prenda sin salar, por lo que es importante para su secado su exposición directa al sol o a una fuente de aire caliente y seco (por ejemplo, cerca de una estufa o calefactor, aunque no tanto como para que se queme).

2 – las prendas pierden elasticidad, una vez salinizadas, por lo que es recomendable elegir una que sea al menos un talle más grande que el que uno acostumbra usar. Una prenda ajustada o elastizada sufrirá mucho más que una holgada, siendo más probable que se ajee o rompa con su uso habitual.

3 – antes de lavar una prenda que fue salinizada es recomendable enjuagarla para retirarle los restos de sal, para que el jabón del lavado pueda actuar adecuadamente. Esto se debe a que los jabones suelen estar formados por dos componentes que se disocian en el agua del lavado en iones positivos (generalmente, de sodio) y en largas cadenas del ácido graso, con carga negativa. Como el agua salada contiene iones cloruro e iones sodio, estos le “restan” capacidad para disociar a los nuevos iones que componen el jabón y que son necesarios para actuar contra la suciedad, perdiendo eficacia en el lavado, no importa cuánto jabón se agregue.

 

[1] En el ensayo sobre virus gripales se habla del orden de los 5 minutos.

[2] En el anexo se adjuntan tablas aproximadas de temperaturas de lavado recomendadas para diferentes telas y la curva de solubilidad de la sal común en función de la temperatura del agua.

[3] Surgen de la recopilación de recomendaciones para el lavado que aparecen en las prendas.

 

Referencias:

[1] SALVATIERRA, Juan M.; DOCKWEILER A. Marina: “Ciudades en tiempos de coronavirus: estrategias urbanas ante la pandemia”. FONPLATA. Santa Cruz - 2020. Consultado 01/06/2020 en: https://www.fonplata.org/es/noticias/29-04-2020/ciudades-en-tiempos-de-coronavirus-estrategias-urbanas-ante-la-pandemia

[2] QUAN,Fu-Shi; RUBINO, Ilaria; LEE, Su-Hwa; KOCH, Brendan; CHOI, Hyo-Jick (20170: “Universal and reusable virus deactivation system for respiratory protection”; Scientific Report - Rep 7; art. Number 39956 – 2017. (https://doi.org/10.1038/srep39956)

[3] Business Insider (feb-2020): “A biomedical engineer created a mask coated in salt that he says could neutralize viruses like the coronavirus in 5 minutes”. Consultado 4/06/2020 (https://www.businessinsider.com/mask-coated-in-salt-neutralizes-viruses-like-coronavirus-2020-2).

[4] Cambrige University: “Solubility Curves”. Recuperado de DynamicScience.com. (http://www.dynamicscience.com.au/tester/solutions1/chemistry/solutions/solubilitycurves.html, Consultado el 12/06/2020).

5 MATTHIAS, Julia; MAUL, Julia; NOSTER, Rebecca; MEINL, Hanna; CHAO, Ying-Yin; GERSTENBERG, Heiko; y otros: “Sodium chloride is an ionic checkpoint for human TH2 cells and shapes the atopic skin microenvironment”. Science Transnational Medicine. Vol. 11, Issue 480, eaau0683. Feb, 2017. Consultado el 20/06/2020 (https://stm.sciencemag.org/content/11/480/eaau0683).

10/07/2020

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